Ya se han abordado en este mismo blog diversos aspectos de
la tortuosa senda que ha llevado por los tribunales de Justicia la herencia del que fuera IV marqués de Larios, José Antonio Larios Franco, que en su día formarán parte de los
capítulos de mi libro La herencia envenenada del marqués de Larios.
Pero el largo calvario judicial familiar no había puesto aún su
punto y final. Estaba pendiente el montante hereditario a repartir. Carlos Altuna, actual marqués de Paul, logró que el Tribunal Supremo le reconociese la donación de 135.252
participaciones en la sociedad Mazacruz
que su padre le firmó en vida. En 2014 los magistrados de la Audiencia Provincial de Albacete se reúnen para dirimir si esa
donación en vida computaba a la hora de calcular el legado a repartir y si
podía entenderse que Carlos Altuna
habría cobrado ya su legítima con esta donación valorada en 77 millones de
euros, cantidad superior a la que le corresponde en herencia, que estaría entre
los 20 y los 24 millones de euros.
Finca de Los Llanos en Albacete. |
Estaba en juego toda la fortuna inmobiliaria repartida entre
Málaga y Madrid, incluida, la finca de Los
Llanos en Albacete, la joya de la corona. El 28 de enero de
2015 la Sección 2ª de la Audiencia Provincial de Albacete emite un veredicto que vuelve
a favorecer a Carlos Altuna, por lo
que la familia encabezada por Bárbara Kalachnikof
presenta ante la Sala de lo Civil del
Tribunal Supremo un nuevo recurso,
que esta vez les concede, al menos en parte, la razón, ya que zanja el
conflicto sucesorio y soluciona el reparto del patrimonio.
La Sala de lo Civil del
Supremo se reúne en pleno utilizando
una fórmula extraordinaria, se trata de un conjunto de 10 magistrados, el 20 de
julio de 2018, para dictar la sentencia 473/2018, que consta de 17 folios,
sobre el recurso de casación 3560/2015. El tribunal dictamina que la donación
hecha en vida a Carlos
Gutiérrez-Maturana Altuna, el 27% de la sociedad Mazacruz, debe ser incluida en el cálculo del reparto de toda la
herencia.
Como se recordará, el marqués de Paul firmó un documento privativo por el que donaba el 27,46% de Mazacruz a su primogénito, Carlos Gutiérrez-Maturana Altuna. En
ese documento, validado luego por la justicia, se recogía que ese patrimonio,
valorado según dice la sentencia en 74 millones de euros, no debía contabilizar
a efectos de repartir la herencia entre Carlos
Altuna, su hermano José Antonio,
sus dos hermanastras y la viuda del marqués.
Después, el marqués en su testamento dispuso que sí se
tuvieran en cuenta esas donaciones para repartir la herencia y calcular la
legítima que correspondía a los varones. A Carlos
Altuna, según figura en la sentencia, le
corresponderían más de 21 millones de euros.
La cuestión que en realidad dirimía el Tribunal Supremo estaba en si debía ser tenida en cuenta, o no, en
el cálculo de la legítima, la donación. Es decir, en lenguaje jurídico, se
trataba de dar validez a la donación, y decidir si la donación era colacionable
o no. Una decisión que podría zanjar, según las fuentes consultadas, el conflicto sucesorio, y hacer decaer los
procedimientos ejecutivos que Carlos
Altuna había interpuesto para que las Kalachnikof
le pagaran el dinero de la legítima.
Según las mismas fuentes jurídicas, tras el fallo del Supremo, no hay consecuencias respecto
al patrimonio de Mazacruz, aunque
esos 74 millones del 27,46% de Mazacruz
superen el valor de la legítima que le correspondía al actual marqués de Paul.