Ultimo en estos días de agosto el libro
que se titulará “La herencia envenenada del marqués de Larios”, al que ya me he referido en anteriores
ocasiones, que espero que verá la luz en los próximos meses. Intrigas,
secretos, misteriosos sucesos y disputas familiares rodean a una familia que,
sin duda, ha protagonizado la vida malagueña desde principios del siglo XIX.
Para ir abriendo boca, hago público una
parte del texto, referida a la primera vez que en su historia se hacen públicas
las desavenencias familiares por el control del poder y de la riqueza en el
seno de la familia Larios.
En noviembre de 1887, Martín Larios y Larios se casa en
segundas nupcias y muy discretamente, si no secretamente, ante el arzobispo de Madrid y pocos testigos más, con María del Pilar de León y Gregorio,
marquesa viuda de Villa-Mantilla y
marquesa de Esquilache.
Monumento al marqués de Larios y la calle que lleva su nombre en Málaga a principios del siglo XX. |
La madre, Margarita Larios y Martínez de Tejada y el hermano de Martín, Manuel Domingo Larios, preocupados, supuestamente por el estado de
salud mental de éste, y muy especialmente por las consecuencias de carácter
económico que su reciente matrimonio podría tener para el patrimonio familiar y
sobre todo, para la herencia del hijo de su primer matrimonio que heredaría el
título de III marqués de Larios, José Aurelio Larios y Larios, inician
un proceso judicial para privarle de capacidad legal y de la administración de
sus bienes.
La boda originó un famoso pleito familiar que se desarrolló durante todo el año 1888 y
que estuvo plagado de escándalos, entre otras razones, por la aparición en la
prensa malagueña y de Madrid de
informaciones intencionadas y cuidadosamente filtradas por las dos partes en
litigio. Prestigiosos médicos especialistas en enfermedades mentales,
españoles, franceses e ingleses intervienen en el proceso. También dictaminaron
notables juristas, entre otros muchos, Antonio
Maura.
Después de meses de discusiones y tras
la presentación de informes y contrainformes, en medio de los cuales, el 17
marzo de 1888, la madre de Martín Larios
es nombrada administradora de todos los bienes, el proceso finaliza con
sentencia favorable a los intereses del nuevo matrimonio, tras un minucioso
informe médico que concluye que Martín
Larios y Larios no padecía enfermedad alguna que perturbase su inteligencia
y le privara de su razón.
En todo caso, es más que recomendable la
lectura integra del documento del profesor de la Universidad Complutense, Emilio
García García (1*), que en sus
conclusiones se pregunta “¿Qué pensar ante diagnósticos tan opuestos? Durante
un periodo de siete meses, aproximadamente, desde agosto de 1887 hasta febrero
de 1888, todos los doctores que diagnostican a D. Martín Larios coinciden en su locura o enajenación. Desde marzo de 1888
hasta su fallecimiento en junio de 1889, todos los doctores certifican su
estado de normalidad y uso de razón. No parece razonable poner en duda los
graves trastornos del D. Martín Larios,
que recogen los informes de doctores: Charcot,
Hardy, Sedano, Losada, Buissen, Pérez Souviron, Parody, Montaut, Chepmell. Tampoco debemos cuestionar el rigor y profesionalidad de
los informes de los doctores: Lorenzo
Cendra, Capdevilla, Taboada, Aguinaga, Escuder, Vera, Simarro, que certifican normalidad. También conviene no olvidar los
intereses económicos que están en juego”.
(1*) El
caso Larios (1888): Un polémico diagnóstico de Locura. Emilio García García. Revista
de Historia de la Psicología. Publicaciones
de la Universidad de Valencia. Marzo, 2011