La planta carnívora atrapando a un insecto. |
El organizador de la
expedición fue el antropólogo, escritor y colaborador del semanario Eduardo Arboleda, que a toro pasado, daba
cuenta en las páginas de “Informaciones
de la Axarquía” del cumplimiento del objetivo marcado, localizar una
colonia formada por varios centenares de las plantas carnívoras Pinguicola
Vallesnifolia o grandiflora.
Arboleda daba testimonio de que la muy peculiar planta insectívora gozaba de buena
salud y de que en ningún momento corría peligro de extinción, aunque no por
ello haya perdido du catalogación de planta “vulnerable”, a la que debemos estudiar, potenciar y proteger.
Los expedicionarios que alcanzaron la cima. |
Según el relato de Eduardo Arboleda, que pudimos constatar
sus acompañantes, la planta carnívora tiene hojas que crujen al mascarlas, con
un sabor fresco que se vuelve rápidamente amargo. Las glándulas de sus hojas
segregan una materia viscosa o fermento. Capaz de digerir insectos que excitan
los bordes foliares, que tienden a enrollarse hacia la cara superior, dejando
solo las partes quitinosas por descomponer. La Pinguicola tiene las
hojas de un verde claro, tirando a amarillo, de forma ovalada o entre ovaladas
y lanceoladas, sin rabillo y como grasientas o mantecosas, cubiertas de
diminutos pelos glandulosos. Carece casi de raíces o están estas poco
desenvueltas ya que la planta no necesita de más, porque agua le sobra donde
vive, y su alimento lo toma de sus presas.
Terminaba Arboleda su disección, señalando que la
planta carnívora florece en primavera y en verano, a partir del mes de mayo. Se
cría en lugares húmedos, principalmente sobre pellas de musgos, sobre todo
esfagnos; contiene un fermento digestivo llamado pinguiculatriptasa; así mismo
una materia tánica parecida a la quercitagenina, sacarosa. Las mismas
secreciones foliares que impiden la putrefacción de los bichitos adheridos a
las hojas, actúan como antisépticos en
toda clase de lastimaduras. Tomando las hojas estregadas entre los dedos y
aplicadas sobre las cortaduras y otras heridas, las cura muy pronto; el zumo
untuoso y dulcificante que se exprime sirve de un linimento excelente.
Colonia de Pinguicola Vallesnifolia. |
Sobre la expectación que
causó la organización de la expedición, apuntar que el diario El País publicaba en su edición impresa
del lunes 27 de abril de 1998 una noticia titulada Una expedición "cazará" una planta carnívora en la Axarquía y señalaba que, “Una
expedición botánica tratará de buscar y capturar un ejemplar de la planta
carnívora Pinguicola valleisneriifolia, autóctona de las sierras de Tejeda y Almijara, en la Axarquía de
Málaga, para evitar su extinción. La
marcha se desarrollará tras solventarse los inconvenientes de la expedición,
incluidos los planteados por los ecologistas, o los posibles problemas con la
oruga procesionaria, según el director de la expedición y antropólogo Eduardo Arboleda. Componentes del Grupo Naturalista de la Axarquía (GENA)
se manifestarán el viernes coincidiendo con la búsqueda de esta bella especie,
que tiene prohibido su desenraizamiento arranque. Los expedicionarios pretenden
tomar un ejemplar para plantarla en el Jardín
Histórico-Botánico de La Concepción,
en Málaga capital, a la vez que
fotografiar, dibujar y estudiar esta planta en su hábitat para darle difusión a
la misma. Guardas forestales de la zona también acudirán a esta expedición, que
se hará a lomos de mulas. Dos cocineros chinos voluntarios permitirán cumplir
con la tradición de las expediciones del siglo pasado”.
La realidad es que, al
final, hubo que desistir del uso de las mulas y de los cocineros chinos, ya que
la polémica aconsejó reducir la expedición a un solo día, aunque contó con el
apoyo de la delegación provincial de Medio
Ambiente de la Junta de Andalucía
y de un buen puñado de municipios de la comarca malagueña que contribuyeron con
productos locales a la intendencia de la gesta. Aceite, pan, embutidos, bacalao
y frutas varias.
Enrico Michieletto haciendo su trabajo. |
El día 1 de mayo de 1998,
después de un opíparo y típico desayuno axárquico, que se celebró en el punto
de encuentro señalado, enclavado en el Puente
de Don Manuel el aguerrido grupo de curiosos y periodistas, algunos con
cámara de televisión al hombro, emprendieron la ruta hacia la cima. Por el
camino se quedaron 7 de los 20 componentes. Encabezados por un montañero
experimentado, Miguel García,
alcanzamos el objetivo, tras una dura y lenta caminata.
La satisfacción inundó al
grupo de los 13 integrantes supervivientes, que antes de fotografiar y dibujar,
lo hizo el italiano Enrico Michieletto,
distintos ejemplares de la famosa planta carnívora, dimos cuenta de los
suculentos bocadillos preparados por los patrocinadores. Hacía un frío tremendo
y el cielo se encapotaba rápidamente, por lo que se tomó la decisión de iniciar
el descenso.
Algo de nieve y una
fuerte tormenta, acompañaron la bajada de la impresionante sierra andaluza. En
los Caños de la Alcacería nos
reunimos para tomar un caldito y reponer fuerzas. Como dijo en las páginas de “Informaciones” el cronista oficial de
la aventura, el exalcalde de Arenas,
Antonio Ruiz Pretel, misión
cumplida.