Lo que hace Ramón Triviño: El asesinato de Jiménez Astorga

domingo, 17 de mayo de 2020

El asesinato de Jiménez Astorga


Mi dedicación, durante más de quince años a investigar las andanzas de la la familia Larios y sus descendientes, se plasmó en dos libros, ya publicados, titulados La herencia envenenada del marqués de Larios y Asesinato, masonería y franquismo.

Entierro de Jiménez Astorga a su paso por la plaza de la Constitución.
Gracias a este trabajo pude acceder a otras historias colaterales, como por ejemplo, la ambivalencia del sentimiento popular de los malagueños hacia los Larios, que encontramos en el hecho de que ningún miembro de la familia asistió a los grandes fastos organizados en Málaga como consecuencia de la apertura oficial de la calle Larios en 1891. Solo estuvo presente el apoderado de la Casa Larios, en aquel tiempo, Antonio Jiménez Astorga.

La razón de esta ausencia la encontramos en el miedo de los Larios a que se repitieran sucesos similares a los ocurridos años antes, concretamente en el año 1868, cuando España fue escenario de la denominada revolución de La Gloriosa, que destronó a la reina Isabel II, y que en el caso de Málaga llevó a los obreros de la compañía Industria Malagueña, propiedad de los Larios, a dirigirse al palacio de la residencia familiar para hostigar a sus patronos, quienes para escapar se encaramaron a los tejados.

De aquella situación pudieron salir gracias a la intervención de las fuerzas de orden público y emprender el camino al extranjero, vía Gibraltar, donde falleció, en París (Francia), el I marqués de Larios, Martín Larios y Herreros, en 1873.

De hecho, Martín Larios y Herreros, como consecuencia de los sucesos, ya narrados, relacionados con la revolución de La Gloriosa, no volvió a Málaga salvo cuando regresó de incógnito para visitar sus posesiones en Torre del Mar (Málaga), sin pasar por la capital. Entonces, un grupo de obreros de la compañía pidieron disculpas por los acontecimientos ocurridos años atrás y, a pesar de que las aceptó, el marqués siguió viviendo en Francia hasta su muerte.

Su ya citado apoderado general, Antonio Jiménez Astorga, nacido en Torrox (Málaga), recibió doce puñaladas, a plena luz del día 18 de marzo de 1905, frente a las oficinas de la Luz Eléctrica, en la calle Larios, cuando contaba con 68 años de edad, a manos del presunto anarquista Salvador Martín Criado.

Jiménez Astorga muere el día 22 y su entierro, celebrado en la tarde del día 23, fue calificado de suntuoso por la prensa de la época. Todos los establecimientos se cerraron y durante el paso del cortejo se suspendió la circulación de tranvías.

Presidieron el duelo el obispo, el gobernador, el alcalde, los presidentes de la Audiencia, de la Diputación, Cámaras de Comercio y Agrícola y el marqués de Castrillo, en representación de la familia Larios, entre otras personalidades.

Salvador Martín Criado fue detenido, juzgado y condenado a la pena de muerte. Durante la noche del viernes 18 de septiembre de 1906 descargó sobre Málaga una fuerte tormenta. Los trenes quedaron detenidos, las líneas telegráficas cortadas y aprovechando el temporal, se escaparon de la cárcel, limando los barrotes de una ventana y descolgándose por cuerda hasta la calle, seis presos que ocupaban el dormitorio número 4.

Entre ellos se fugó Salvador Martín Criado. El suceso produjo una gran conmoción en la capital malagueña. El 2 de octubre El País (diario republicano), informaba en su portada de la captura de Martín Criado, que en lugar de huir se había refugiado en la casa de su madrastra en la misma ciudad de Málaga.

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