El 9 de junio de 2010 el periódico The New York Times publicaba en su edición neoyorkina un amplio
reportaje firmado por Suzanne Daley,
que bajo el título “En la cúspide de la nobleza después de una vida de oscuridad” relataba con pelos y señales el
caso del español José Collado López,
conocido popularmente como “Pepe el
trompeta”, que aseguraba ser el único hijo del IV marqués de Larios, José Antonio Larios Franco, al tiempo que reclamaba su derecho al
título nobiliario y su parte de una sustanciosa herencia.
José Collado. |
Unos hechos que ocuparon muchas páginas y minutos en los
medios de comunicación que no dejarían de lado la cuestión hasta que se conoció
la noticia de la sentencia de un tribunal de la ciudad de Albacete que dnegaba a Collado
la presunta paternidad al no coincidir su ADN con los de los restos analizados.
Han pasado nueve años desde entonces, pero los
representantes legales de José Collado
siguen manteniendo abiertas diversas acciones legales, por las vías Civil y Penal, seguros de que se terminará demostrando la relación
paterno/filial entre Collado y el
difunto marqués, aunque lo que parece una mano negra se empeñe en dilatar en el
tiempo este proceso.
Una investigación, que sin embargo, ha sido puesta en pie en
el libro/reportaje “Asesinato, masonería
y franquismo (La herencia envenenada del marqués de Larios. II parte)”,
firmado por el periodista Ramón Triviño
en el que rebela, de forma precisa, cómo se realizó el traslado irregular de
los restos del marqués de Albacete
hasta Málaga para impedir la
coincidencia del ADN.
Es más, en el mismo libro se llega a la conclusión de que el
marqués de Larios, presuntamente,
podría haber sido asesinado, para tratar
de evitar que la inmensa fortuna familar pudiera dividirse y perjudicar tanto a
su esposa, Pilar Priés, como a su
hijo Carlos Gutiérrez-Maturana,
adoptado por el marqués. Una esposa que según la investigación contrajo un
matrimonio nulo con el marqués, ya que en la fecha de la boda José Antonio Larios no estaba soltero.
Un relato que viene a demostrar que, una vez más, la Justicia camina a marcha lenta, sobre
todo cuando los perjudicados son ciudadanos de a pie y como es el caso de José Collado vive en situación muy
precaria y con escasos medios para reclamar lo que parece que es suyo.
Aunque además de en la Justicia
también habría que buscar responsabilidades en la forma de trabajar de los
medios de comunicación, que siguieron con alborozo y gran despliegue de medios
la historia protagonizada por Collado,
pero que olvidaron el asunto, de la noche a la mañana, a pesar de los indicios
firmes, expuestos por diversos forenses, de que los restos analizados del
marqués no se correspondían con los de un hombre de la edad con la que murió José Antonio Larios.
El mismo libro/reportaje también aborda otros hechos
relacionados con la reciente Historia
de España y que según el
prologuista, el escritor Pablo Bujalance,
pudiera considerarse como una introducción
al origen y estructura de los poderes económicos y políticos en España. No obstante se aborda la
relación de los Larios y otras
acaudaladas familias con la masonería y con las conspiraciones que desembocaron
en el golpe de Estado del general Franco, que tuvieron como escenario
principal el Peñón de Gibraltar.
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