Lo que hace Ramón Triviño: Medicina natural o el riesgo de ser crucificado

miércoles, 21 de noviembre de 2018

Medicina natural o el riesgo de ser crucificado

La injusta campaña desatada contra la medicina natural desde distintos ámbitos de las administraciones y de buena parte de los medios de comunicación, merece una respuesta bien documentada y avalada por las recomendaciones del Plan Estratégico de la OMS (2014/2013).

Creo, lo he experimentado en mi propio cuerpo, en las bondades de la auténtica y ancestral medicina natural, que perfectamente puede y debe convivir con la que se puede llamar, para entendernos, la medicina oficial. A riesgo de sufrir el martirio de la lapidación pública a manos de los tribunales populares que, en ocasiones, se convierten las redes sociales, incluso del temor a ser crucificado, me propongo romper una lanza a favor de la medicina natural.

También deseo mostrar mi firme protesta contra el abuso de poder, la parcialidad de la Justicia y el ataque directo contra los disidentes del sistema establecido, al tiempo que manifestar mi apoyo solidario con la asociación “La dulce revolución”, cuyas actividades están siendo perseguidas con la misma voracidad con la que trabajaba la Inquisición.

La asociación “Dulce revolución es una asociación presidida por Francesc Rubio, integrada por más de 10.000 socios, que pone en práctica las recomendaciones del Plan Estratégico de la Organización Mundial de la Salud (2014/2023) sobre la incorporación de las medicinas tradicionales en el sistema sanitario público.

La medicina natural está plenamente avalada por la OMS.
Su objetivo primordial es concienciar a la sociedad para que adopte una alimentación sana, equilibrada y ecológica, como primera medida de prevención de enfermedades, y también para que se interese por las terapias naturales de bajo coste que se encuentran en la sabiduría popular y ancestral.

La motivación que mueve al citado colectivo es el de responder con hechos a la falta de ética de algunas multinacionales a las que no interesa que los avances farmacéuticos erradiquen completamente ciertas enfermedades y que sin embargo, en ocasiones, dirigen la investigación a cronificar enfermedades en lugar de a curarlas.

En las últimas semanas, parece evidente que se ha tratado de crear de forma artificial una alarma social en torno a la práctica de Terapias Alternativas y Técnicas Médicas No Convencionales, en el contexto de la publicación del Plan del Gobierno para la Protección de la Salud frente a las Pseudoterapias.

En opinión de diferentes expertos el Plan presentado no es nada más que un intento ilegítimo de desprestigiar actividades perfectamente lícitas, eficaces y seguras. El Plan citado ignora los derechos de los profesionales y de los pacientes, algo que no se espera de los ministros de un Gobierno a los que se pide un mínimo de preparación y prudencia.

Parece claro que el Plan para la Protección de la Salud frente a las Pseudoterapias se basa en prejuicios, sesgos políticos, además de intereses  económicos, y no en datos. Por otra parte, el Plan carece de aval científico, técnico y jurídico. Tampoco tiene aval político y administrativo, porque en el mismo, ni han participado los agentes sociales afectados, como universidades, profesionales y pacientes, ni han participado otras administraciones públicas, por ejemplo las comunidades autónomas, ni otros partidos políticos. Se trata de una propuesta – una ocurrencia arbitrista- que tan solo se puede calificar de propaganda.

Considero que la actitud poco seria de los integrantes del Gobierno merma la confianza de ciudadanos y profesionales en las administraciones públicas y en la seguridad jurídica con la que se deben manejar los asuntos públicos, que exigen honradez, transparencia y neutralidad.

Desde el punto de vista jurídico y en estricto análisis de técnica legislativa, las propuestas son por muchos motivos inaplicables. Es por lo que se puede sospechar que este Plan se queda en un mero ejercicio de propaganda que tan solo pretende acabar con un sector económico y con la libertad de pacientes y consumidores de forma ilegítima. Hay razones de tipo presupuestario, de jerarquía normativa y de procedimiento que hacen llegar a la conclusión anterior.

El Plan que analizo también se contrapone a directivas europeas y a la doctrina y jurisprudencia en materia de Mercado Interior, Salud y Consumidores. De hecho, hay un expediente abierto contra España desde el 2017 por este tipo de restricciones e injerencias ilegítimas en el mercado.

Creo que los agentes implicados en la cuestión no van a estar dispuestos a que estos mecanismos de difamación y desinformación sigan destruyendo una actividad sanitaria eficaz, muy eficiente y honesta. Ya se han presentado requerimientos, recursos y acciones jurisdiccionales contra los responsables de esta actividad difamatoria.

Se ha requerido a la actual titular de la cartera de Sanidad, María Luisa Carcedo, para que dé explicaciones y aporte los informes que dice tener. También se ha solicitado la apertura de expedientes disciplinarios a aquellos cargos de las organizaciones colegiales que se han excedido en sus manifestaciones, se ha instado procedimiento ante la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia que continuará en el expediente abierto en la Comisión Europea y se ha denunciado ante los Tribunales de Justicia a una de las asociaciones que parecen constituir los únicos asesores expertos de los ministros en el diseño del Plan.

Llegados a este punto solo me resta invitar a todos los ciudadanos a realizar una seria reflexión sobre lo aquí expuesto y a preguntarnos si no se está haciendo el juego a oscuros intereses y crucificando a aquellos que se atreven a luchar por lo que saben que es veraz, justo y saludable.

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