Como decíamos ayer, la estructura de nuestro sistema
democrático está tocada del ala por culpa de la corrupción que enfanga todos
los niveles de su estructura. Lo decía hoy mismo el maestro Iñaki Gabilondo en
su comentario desde la tribuna de la Cadena Ser, titulado "Fosa
séptica".
La investigación de las actividades de Rita Barberá por el
Tribunal Supremo, las mentiras del 'Caso Soria', las nuevas puertas giratorias
que se abren para colocar a la 'famiglia', los abusos del Estado con las ayudas
públicas a la banca y, sobre todo, la imposibilidad de Mariano Rajoy para
formar un nuevo Gobierno, al aparecer como la mano negra que mueve todos los
hilos, ha llevado a sembrar el pánico en las filas de los propios dirigentes
populares, mientras que el resto de ciudadanos asisten indignados y atónitos al
espectáculo.
Para defenderse, desde Génova, se intenta poner en marcha,
una vez más, la técnica ventilador para que la porquería salpique a todo el que
intente poner orden en el caos. Aquí hay que circunscribir las declaraciones
matinales de la exvicepresidenta del Congreso, Celia Villalobos, poniendo en el
alero la imparcialidad de Conde Pumpido, exfiscal general del Estado en tiempos
del PSOE, a la par que prestigioso jurista, al tiempo que la diputada malagueña
rompía una lanza envenenada lanzada contra Barberá, a la que al tiempo que
defendía su honorabilidad la invitaba a conjugar el verbo dimitir.
Son unas pequeñas pinceladas de la atmósfera que se respira
a lo largo de la piel de toro y a la que habrá que suministrar oxígeno de
alguna manera para no concluir en asfixia.
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