Lo que hace Ramón Triviño: De encuestas

lunes, 26 de mayo de 2014

De encuestas

Las elecciones europeas celebradas el 25-M pueden tener infinitas lecturas al gusto del que las interprete. En este momento no deseo hacer cábalas sobre este particular, prefiero centrarme en el grado de credibilidad que han obtenido las encuestas publicadas durante el proceso electoral ahora finiquitado.
Parece más que evidente que las alabanzas a los supuestos sesudos sondeos del CIS y de otras grandes empresas demoscópicas debían formar parte de una estrategia diseñada para manipular a la opinión pública, ya que, por el contrario, no se entiende la falta de precisión de los diagnósticos realizados.
De todas las encuestas estudiadas durante estos días, tan sólo una, la de Sondea Investigación Social, daba en el clavo pronosticando que no subiría la abstención y resaltando que la suma de PP y PSOE podría llegar a perder el veinte por ciento de su actual fuerza electoral y que veinte de los cincuenta y cuatro escaños que corresponden a nuestro país en el Parlamento Europeo estarían repartidos en más de media docena de formaciones diferentes a las dos hegemónicas.
Unos vaticinios, y no es cuestión de ponerse medallas, que este humilde analista resaltaba el pasado 14 de mayo en su habitual artículo de En Clave Menor, titulado Algo se Mueve. Pero aquí no está el meollo de la cuestión, sino en plantearse de qué forma los aparatos de los grandes partidos, pero sobre todo, las corporaciones empresariales, son capaces de participar en la cocina de las encuestas a favor de sus intereses particulares.

Creo que esta reflexión debe ser tenida en cuenta en el momento que se evidencia que la política en España acaba de iniciar un nuevo rumbo y que no será circunstancial, ya que los ciudadanos son cada día más conscientes de la fuerza de su voto y de su capacidad para participar en la configuración del destino colectivo.


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