Periodistas viejos

Ahora que llevo varios días pensando que debo retirarme de un oficio en el que me salieron los dientes y que ahora dicen que no es para viejos mayores de 50, yo cumplí los 54, no puedo evitar rendir homenaje a uno de los maestros que, sin quererlo, me mostró los vericuetos de esta profesión. La imagen es la de Federico Abascal, ahora ya con muchos más años, aunque entonces ya parecía viejo, aporreando su vieja Olivetti, alternando en una mano alguna bebida espirituosa con el teléfono, a través del que gruñía a algún ministro o secretario de Estado, al tiempo que sostenía un cigarrillo en la comisura de los labios. Abascal sigue escribiendo con su peculiar estilo y yo hoy me siento un poco más triste.